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Asilfa llama a redoblar esfuerzos para prevenir las adicciones

 

 

 

Las vacaciones de verano han sido y son necesarias para nuestra existencia como seres humanos individuales y relacionales. Sin embargo, el buen clima, la ausencia de rutinas, una mayor socialización, los festivales de música, son algunos de los factores y situaciones que hacen del verano una época del año donde el consumo de sustancias adictivas es mayor.

 

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) las adicciones son una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas, en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales. Para superarlas es necesario desplegar, muchas veces con ayuda profesional, un cambio de hábitos que posibilite la vuelta a una vida plena.

 

Al igual que el tabaco o el alcohol son sustancias psicoactivas, es decir, compuestos naturales o sintéticos, que actúan sobre el sistema nervioso generando alteraciones en las funciones que regulan pensamientos, emociones y el comportamiento. Todos ellos, cada uno con sus características, pueden derivar en adicciones con serios peligros.

 

Además, su abuso llega en ocasiones a provocar trastornos mentales como la pérdida de memoria, deterioro del aprendizaje, inflamación de los nervios, e incluso el llamado síndrome de Korsakoff, daño que dificulta la generación de nuevos recuerdos.

 

Los psicofármacos también entrañan peligros de adicción. En esos casos, el efecto se padece a tres niveles, el fisiológico porque el cuerpo pide más dosis, el cognitivo debido a que el pensamiento de la persona está centrado en conseguir o consumir las pastillas y el conductual, ya que algunas personas realizan acciones que nunca harían si no tuvieran la adicción.

 

Llamado de Asilfa

 

Desde la Asociación Industrial de Laboratorios Farmacéuticos (Asilfa) destacan que es fundamental reconocer que los fármacos son herramientas poderosas para el tratamiento de enfermedades y el alivio del dolor, pero advierten que su administración inadecuada puede causar consecuencias severas.

 

No sólo las sustancias psicoactivas pueden ser protagonistas de adicciones. También es posible desarrollar comportamientos dependientes en otros aspectos, por ejemplo, con la comida. Muchas veces esta situación es disparada por trastornos de ansiedad, depresión o estrés. La dopamina que se libera tras ingerir alimentos como las comidas ultraprocesadas, abundantes en sal, azúcar y grasa, reduce los niveles de las emociones negativas, lo que hace que la persona quiera seguir comiendo aun cuando no sienta hambre, puesto que no satisface su apetito. Si bien no ha sido aún  declarada oficialmente adicción, genera un ciclo reconocible: incapacidad para reducir el consumo a pesar de las consecuencias negativas, signos de abstinencia y pérdida de control sobre la ingesta.

 

Asilfa hace un llamado a redoblar los esfuerzos de lucha para prevenir las adicciones de todo tipo. Es clave aplicar los recursos necesarios para brindar a quienes las padecen el apoyo de manera comprensiva y sin caer en la estigmatización.

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