Aproximadamente, un 20% de la población tiene hallux valgus o juanetes, deformidad progresiva del pie que provoca un cambio en el eje o primera articulación del dedo gordo, el que se inclina hacia el segundo dedo. De esta manera, la cabeza del primer hueso se desvía y aparece una protuberancia hacia la parte interna del pie.
El Dr. Cristián Ortiz, traumatólogo del Centro de Tobillo y Pie e integrante del equipo de Medicina Deportiva de Clínica Universidad de los Andes, explica que “el origen de esta patología se debe a factores hereditarios, en que se nace con la deformidad congénita o se tiene una predisposición hereditaria a desarrollarla. Muchas veces es favorecida por tener el pie muy laxo. Además, el sobrepeso y uso constante de zapatos estrechos o con tacos altos puede agravarlo, por lo que es mucho más habitual en mujeres”.
Esta prominencia puede crecer y provocar los siguientes síntomas:
- Dolor y molestias
- Hinchazón
- Enrojecimiento e inflamación
- Dificultad para el uso de zapatos y para practicar deportes
- Desgaste articular (artrosis)
¿Cómo se tratan?
En cuanto al tratamiento del hallux valgus, existen alternativas para disminuir el dolor, como el uso de plantillas y separadores de dedos, no obstante, estas no logran corregir la deformidad. Para ello, la mejor opción es la cirugía ambulatoria.
El objetivo de esta es cortar el primer hueso metatarsiano y el hueso del dedo gordo, reposicionándolos para corregir la alineación, el que mantendrá su posición gracias a la instalación de tornillos, lo cual revierte la deformidad.
“En los últimos veinte años, hemos estado realizando osteotomías -cortes de los huesos y su posterior reposicionamiento- con sus más de 300 variantes, con cortes en distintas posiciones, uso de tornillos, placas, etc. Pero hace tres años, y gracias a la tecnología, comenzamos con la cirugía mínimamente invasiva, lo que ha sido un enorme avance. Esto nos ha permitido posicionar a nuestro Centro de Tobillo y Pie a nivel nacional e internacional como líder en este tipo de cirugías”, afirma el Dr. Cristián Ortiz.
A diferencia de la cirugía tradicional, que usa incisiones más grandes en la piel, esta modalidad quirúrgica es percutánea, es decir, a través de pequeños cortes se introduce el material quirúrgico. En general, sus ventajas consisten en:
- Se cortan menos tejidos blandos (como piel y músculos)
- Menor inflamación
- Menor dolor postoperatorio
- Recuperación más rápida
- Menor riesgo de infecciones
El Dr. Ortiz señala que “es una cirugía mínimamente invasiva, que permite cargar peso en el pie de forma inmediata, con lo que se comienza a caminar desde el primer día. También se empieza la rehabilitación desde un inicio, hay curación ósea más rápida y un retorno precoz a las actividades cotidianas y deportivas. Actualmente tiene éxito en cerca del 90% de los pacientes, dependiendo de la edad, grado de deformidad, molestias, tipo de pie y la presencia de artrosis”.